Crean un sistema que permite a personas con discapacidad tocar música con la mirada. EyeHarp es el primer instrumento musical digital completamente accesible que funciona mediante un software de detección de movimientos oculares y de cabeza.
El único requisito necesario para poder utilizar EyeHarp es que puedas mover los ojos. Con esta premisa, los responsables detrás de este proyecto social pretenden mejorar la calidad de vida de personas con diversidad funcional. ¿Cómo? Mediante la musicoterapia adaptada.
Zacharias Vamvakousis es el cerebro creativo detrás de EyeHarp. Todo comenzó el día en que un amigo suyo sufrió un accidente que afectó a sus habilidades como guitarrista. Fue entonces cuando Zacharias decidió poner sus conocimientos sobre música y tecnología al servicio de los demás.
Gracias a este proyecto, cientos de personas con diversidad funcional han sido capaces de crear música con la mirada. La mayoría de los pacientes sufren parálisis cerebral, esclerosis lateral amiotrófica, distrofia muscular, amputación de un miembro superior o lesiones de médula.
Además, la herramienta no solo va dirigida a los estudiantes, sino que terapeutas de todo el mundo están aprendiendo a usarla. De hecho, el papel de los terapeutas y profesores especializados en música adaptada es crucial para el aprendizaje.
“Aprender a tocar instrumentos es un proceso que requiere estudiar y tomar clases de música. Por eso, si queremos que llegue a mucha gente, primero tenemos que llegar a los profesores de música”, indica Zacharias Vamvakousis.
Los músicos solo necesitan instalar el software y disponer de una cámara especial que monitoriza el movimiento ocular y de cabeza. Así, las notas aparecen en la pantalla en una rueda codificada por colores configurada en escalas pentatónicas o heptatónicas.
El usuario podrá entonces seleccionar las notas con la mirada y la melodía comenzará a sonar. La herramienta incorpora puntuaciones de precisión y otras métricas de juego, haciéndola aún más divertida.
Desde que la fundación EyeHarp surgiera en 2019, el sistema ha llegado a más de 650 personas que ya se benefician de la musicoterapia. Entre ellas se encuentra Joel Bueno, un chico español con parálisis cerebral que quería tocar música con su hermano mayor.
“Es un instrumento muy importante para mi porque siempre quise tocar música. La herramienta es innovadora, genial y muy fresca”, afirma Joel.
Esta noticia positiva nos recuerda la importancia de crear herramientas inclusivas para toda la sociedad. De este modo, no solo facilitaremos el acceso a diversas actividades, sino que también contribuiremos a mejorar el mundo.
Fuente: La cara buena del mundo.