La responsabilidad social corporativa o RSC se puede definir como una determinada forma de actuación que adoptan las empresas, basándose principalmente en los posibles impactos que su actividad puede ocasionar tanto en su entorno más cercano (los clientes y los empleados), como en el entorno que las rodea (la sociedad y el medio ambiente).
Principales características de la RSC
Para que una empresa se considere que cumple con los criterios de la RSC tiene que apoyarse en unos pilares fundamentales:
- Llevar a cabo prácticas que cuiden el medio ambiente: eficiencia energética, correcto uso del agua…
- Hacer productos útiles con condiciones justas.
- Respeto de los derechos humanos con condiciones de trabajo justas.
- Seguridad laboral
- Ética empresarial y lucha contra la corrupción
- Cumplimiento de la legislación
¿ Hacia dónde se encamina la RSC ?
La sociedad está experimentando fuertes cambios en los últimos años y cada vez son más las empresas que están socialmente comprometidas para adaptarse a la situación actual.
En este último año, debido a la pandemia, muchas empresas se han tenido que adaptar a marchas forzadas al teletrabajo y han tenido que implantar medidas de higiene y seguridad nunca antes vistas.
Pero lo que ha quedado claro es que las personas son lo primero. Muchas empresas han encaminado sus acciones de RSC a ayudar a la sociedad en estos momentos tan duros, movilizando incluso su capital humano y sus fondos. Además de mantener la búsqueda de valores como la transparencia, la veracidad o la autenticidad.
Sin embargo, hay muchas empresas que debido a tener que adaptarse a marchas forzadas al teletrabajo, no han sabido dar las competencias tecnológicas adecuadas a los trabajadores dejando con muchas dificultades en cuanto al uso y manejo de las tecnologías para el desempeño de su puesto de trabajo.
Las 8 tendencias de RSC que marcarán los próximos años
1. Enfoque humano
Todas las circunstancias que se han vivido a raíz de la pandemia han llevado a las empresas a enfocar parte del trabajo no tanto en los objetivos finales, si no más en las personas que los logran. En otras palabras: las personas estarán en el centro de las estrategias de las empresas socialmente responsables. Además las empresas llevarán a cabo más proyectos de alianza con colectivos, ciudadanos, organizaciones, etc.
2. Importancia de la salud
La pandemia nos ha servido a todos para darnos cuenta de la fragilidad ya no solo de nuestra propia salud, sino de los sistemas sanitarios. En los próximos años se pondrá más foco en la salud física y mental del equipo de trabajadores de las organizaciones y de la sociedad en general.
3. Conciliación y teletrabajo
Las empresas han aumentado las medidas que ayudan a conservar la buena salud de sus trabajadores, es por esto que muchas se han sumado al teletrabajo, una tendencia que se prevé que se mantenga en los próximos años. Esto obligará a las empresas a tomar medidas en cuanto a conciliación y flexibilidad.
4. Apoyo a la comunidad
La dureza con la que el coronavirus ha golpeado a cientos de miles de personas nos ha dejado también grandes ejemplos de solidaridad: desde iniciativas vecinales para hacer la compra a personas mayores hasta los grandes proyectos de ayuda de ONG.
Las empresas no han permanecido al margen y han emprendido acciones para combatir la exclusión y la pobreza derivada de la incertidumbre sanitaria y sus efectos económicos.
Un compromiso con la comunidad que incluye también al pequeño comercio. En un momento en el que muchos pequeños negocios están en una situación desesperada, parece necesaria una implicación de las grandes empresas, apostando por proveedores más pequeños, productos de cercanía y todo tipo de alianzas para evitar que desaparezcan.
5. Integración de la diversidad
En los próximos años los esfuerzos en las estrategias tendrán que avanzar hacia fases más maduras de gestión e implementación de diversidad, equidad e inclusión hacia las personas, sobre todo centrada en los colectivos más vulnerables. El objetivo principal es no dejar a nadie atrás y generar una mayor competitividad en un entorno diverso, digital y globalizado.
6. Una verdadera inclusión laboral de personas con discapacidad
Otro de los frentes de la RSC en los próximos años es impulsar el trabajo de las personas con discapacidad en empresas ordinarias.
Actualmente el 75% de las contrataciones de personas con discapacidad se produce en entornos protegidos, como centros especiales de empleo, lo que supone una innegable misión social, pero el objetivo debería ser adaptar más empleos de personas con discapacidad en las empresas ordinarias, para lograr su total inclusión en el entorno laboral.
7. Digitalización y formación
La adaptación de los puestos de empleo hacia el teletrabajo ha evidenciado una vez más un problema ya existente en la sociedad y en las empresas: la brecha digital.
Las dificultades de acceso, uso y manejo de los dispositivos tecnológicos pueden suponer el aislamiento y la exclusión de personas con discapacidad, escasos recursos o edad avanzada, tanto en el entorno de la empresa como en la sociedad en general.
Por lo que es de vital importancia que las empresas pongan el foco en crear iniciativas formativas para mejorar las competencias de los trabajadores, sobre todo en el ámbito digital, para así dotarlos de recursos y herramientas que les ayuden a crecer profesionalmente y hacerles más resilientes ante los cambios e incertidumbres actuales.
8. Paso hacia la sostenibilidad
El creciente cambio climático hace más que necesario que todas las empresas emprendan Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como eje principal en las estrategias de responsabilidad social y ambiental. También resultan esenciales las alianzas entre organizaciones privadas y públicas para movilizar recursos y avanzar en el cumplimiento de los objetivos.
Ordenar y tener una visión comprensiva e integral de la responsabilidad social es la mejor herramienta para delimitar dónde estamos, cómo nos estamos comportando y qué extremos de mejora podemos proyectar.