La industria del cuero es una de las más contaminantes del mundo, además de fomentar la cacería indiscriminada de especies animales en peligro de extinción.
El cuero utilizado para fabricar cinturones, botas, ropa, zapatos etc, ofrece mucha calidad y resistencia al desgaste a lo largo del tiempo. Sin embargo, su fabricación produce un gran impacto al medio ambiente. En los últimos años están surgiendo nuevas alternativas más sostenibles y menos contaminantes.
Hay defensores de la industria del cuero que consideran que cuando está vinculada a la producción de carne, el aprovechar la piel como subproducto puede entenderse como una forma de contribución con la sostenibilidad del medio ambiente.
Pero desde hace tiempo, Ecoembes y asociaciones de ecologistas advierten de la realidad de su gran impacto medioambiental sobre todo durante el proceso de curtido de la piel, además de producir los siguientes residuos: sal de cromo, sal común, sulfuros, estiércol, sangre, pelo, pedazos de piel y de carne.
Por otra parte, al mismo tiempo se desperdician ingentes cantidades de agua que arrastran hidróxido, cal, sulfuro, ácidos orgánicos sales de amonio, hipoclorito de sodio, algunos agentes tenso activos, otras preparaciones enzimáticas, etc.
Hay muchos países con una clara legislación ambiental que consiguen disminuir la contaminación en la fabricación de cuero usando productos que originan menos impacto y que reducen las concentraciones de amonio y sulfato. Además de utilizar el agua de forma racional y controlar el vertido de productos sólidos utilizando filtros y maquinaria automatizada.
Sin embargo, existen muchas alternativas al uso del cuero tradicional como el poliuretano ecológico, las fibras sintéticas y los cueros vegetales.
Todos ellos son materiales libres de crueldad animal, biodegradables y que permiten la fabricación de tejidos similares a los tradicionales, pudiendo experimentar con nuevas texturas a la hora fabricar prendas de ropa, asientos de coche o accesorios de moda.
La empresa Piñatex ha creado un cuero vegetal puntero. El cual ha sido fabricado solamente a partir de los residuos de las fibras de las hojas de piña que se generan durante el proceso de recogida de la cosecha de esta fruta.
Para conseguir fabricar este cuero vegetal, las fibras de los residuos de la piña se cortan en capas y se procesan como si fueran un tejido con diferentes grosores que a su vez pueden procesarse de diferente manera para crear texturas similares al cuero. Aproximadamente se necesitan hojas de 16 piñas para producir un metro cuadrado de tela.
Piñatex además de producir un cuero vegetal más barato que el cuero tradicional, también es más sostenible y ecológico porque es un subproducto de la cosecha de la piña. Se hace a partir de hojas de piña normalmente cosechadas que se pudren en el suelo y no requiere terreno adicional de cultivo, ni agua ni fertilizantes. A su vez, un subproducto del procesamiento de Pinatex es una biomasa que se puede convertir en fertilizante para las plantaciones o usarse como biogás.
Tiene el aspecto, la textura, la fuerza y la resistencia del cuero convencional, no produce un impacto negativo en el medio ambiente y además absorbe parte del dióxido de carbono. También es antibacteriano, ligero, resistente al agua y transpirable ya que está hecho de fibras naturales y 100% biodegradable.
El material producido por Piñatex ha despertado el interés de distintos diseñadores y marcas de moda que ya lo han usado para fabricar bolsos o zapatos.
También hay otras empresas que han creado cuero a base de champiñones.
Está en nuestra mano ser consumidores responsables, sabiendo que existen otras alternativas más ecológicas y respetables con el medio ambiente.