La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) son conceptos muy analizados por empresas y universidades, sobre todo en las últimas décadas. Cada vez son más las organizaciones que revisan sus estrategias y adecúan sus políticas internas para lograr, además de los fijados en el orden financiero, objetivos de vital importancia como son la satisfacción de sus empleados, o bien iniciativas y actividades sostenibles que fomenten la protección y preservación del medio ambiente y los recursos naturales, enmarcadas en el contexto en que desarrollan su actividad.

Sin embargo, un concepto que precede a la RSC y del cual hasta la fecha hemos reparado muy poco en su importancia, es la llamada Responsabilidad Social Individual. Y es que a veces olvidamos que las organizaciones están compuestas por personas, y que una empresa no puede ser socialmente responsable si su capital humano y, en especial, su equipo directivo no lo son de forma individual.

El sentido de responsabilidad social se gesta en nuestros hogares, se fundamenta en nuestros valores y principios y se evidencia en la conciencia del impacto de nuestras acciones en los diferentes espacios donde nos desenvolvemos: nuestra familia, nuestro trabajo, el medio ambiente, etc. La Responsabilidad Social Individual se entiende como la conducta ética personal para con nosotros mismos y nuestro entorno, y va más allá de lo que conocemos, adoptamos y cumplimos como normas legales.

Asimismo, cuando se habla de Responsabilidad Social Individual, existe la tendencia a limitar el término para referirse a actividades de carácter filantrópico o de caridad; si bien éstas tienen innegablemente un impacto positivo en la sociedad, no son sostenibles si no forman parte de un conjunto de acciones, comportamientos y actitudes que comienzan desde el compromiso con la vida misma, y con el rol que juega cada persona dentro de los diferentes grupos que conforma.

Si como individuos sociales independientes logramos actuar responsablemente, lo más probable es que nuestros hijos sigan nuestro ejemplo y el día de mañana también lo hagan los suyos. Seguramente, emprenderán líneas de actuación con las que se sientan afines e identificados, conformarán organizaciones éticas y comprometidas con la vida y el bienestar colectivo, empresas del futuro. Entonces sí que podremos hablar plena y cabalmente de Responsabilidad Social Corporativa o Empresarial.

La educación y el aprendizaje de valores humanos básicos es la clave fundamental para convertirnos en mejores personas y actuar en aras de mejorar el Mundo.

Responsabilidad social

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